
«la filosofía del presente, tal como pueda ser formulada por los filósofos (y no por cualquier ciudadano), por intensa que sea la disciplina académica que ella comporte, no puede ser «explicada» a modo de «divulgación» de un saber hermético, cuyas pruebas se supone que sólo son accesibles a los «académicos», como ocurre en Matemáticas, en Física o en Biología. Su «explicación pública» —por difícil que pueda resultar— es su misma construcción «divulgada» […]. Quien escucha o lee una exposición filosófica (necesariamente dada en lenguaje nacional) debe poder juzgar por sí mismo, y no le está permitido al filósofo apelar a saberes de especialista que sólo los académicos pudieran comprender y valorar. En este sentido, una obra de filosofía, no por estar escrita en lenguaje nacional (en francés, en alemán, en español, en inglés) debe necesariamente considerarse como obra de divulgación, pues ésa es su forma regular de expresión»
Bueno, Gustavo (1995), ¿Qué es la filosofía? Oviedo: Pentalfa, 90-1.
ISSN 2605-3489