El carácter existencial de la distinción entre amigo y enemigo

Pablo Anzaldi, Clausewitz y Schmitt. El concepto político de la GuerraSchmitt parece ser tributario de Clausewitz en aspectos que constituyen la base misma de su argumentación. Por ejemplo, cuando afirma que «La guerra deriva de la hostilidad puesto que ésta es negación absoluta de todo otro ser. La guerra es sólo la realización extrema de la hostilidad» puede alegarse, con cierta verosimilitud, que sigue a Clausewitz, quien sostiene que «La lucha entre los hombres consta en realidad de dos elementos distintos, el sentimiento de hostilidad y la intención hostil».

Lo que hemos denominado principio de hostilidad recíproca como constituyente de la Teoría de Clausewitz reaparece en Schmitt en una dimensión dramática existencial, a su vez muy a tono con el tipo de meditación clausewitziana. Así, cuando Schmitt dice que la guerra «no tiene necesidad de ser algo cotidiano o normal, y ni siquiera de ser vista como algo ideal o deseable» sigue también a Clausewitz que afirma que «la guerra no es ningún pasatiempo, ningún mero gusto por la audacia y el logro, ninguna obra del entusiasmo libre, es un medio serio para un fin serio» . Interesa detenerse en la analogía entre «algo cotidiano y normal» de Schmitt y el término «pasatiempo» de Clausewitz, así como «algo ideal o deseable» de Schmitt y «obra del entusiasmo libre» de Clausewitz. La gravedad en tanto riesgo de perder la vida es propiamente la fuerza de imposición de la realidad de la guerra captada como nota común por ambos. El desprecio por el estilo de vida romántico en el sentido que denota tanto la ironía como la primacía del consumo y el goce estético se manifiesta como contraparte de un argumento fuerte de la política. Ambos se deslindan del romanticismo y de la liviandad, y restituyen en la expresión toda la gravedad y seriedad de la política y su parte violenta, la guerra. En el mismo párrafo Schmitt señala que la guerra «debe, no obstante, existir como posibilidad real para que el concepto de enemigo pueda mantener su significado». Se trata de un concepto muy similar al sostenido por Clausewitz y citado ex ante. La posibilidad del combate y el despliegue de fuerzas pueden ser homologados a la finalidad constitutiva de las fuerzas armadas como parte del Estado. Su sola existencia denota la posibilidad de la guerra porque el Estado es un ordenamiento concreto que institucionaliza la virtualidad de la enemistad en el nivel empírico. El Estado supone la posibilidad de la guerra, la hostilidad como posibilidad permanente de la realidad objetiva. Schmitt es taxativo al distinguir enemigo (hostis), de enemigo privado (inimicus). Es del hostis, que proviene de extranjero, de donde se origina la palabra hueste, y hostis significa pueblo enemigo, país enemigo o enemigo público. Se diferencia del inimicus en que éste último es el enemigo privado. Schmitt reelabora el principio de hostilidad de Clausewitz, quien ha tematizado la guerra develando el contenido político —la causa eficiente y final, su contenido— de los aspectos estratégicos, operacionales y tácticos con los cuales se prolonga. Al argumentar sobre la naturaleza política de la guerra Clausewitz proporciona a Schmitt una plataforma conceptual para la elaboración de una idea de lo político que incluye a la guerra como virtualidad determinante.

Anzaldi, P. (2018). Clausewitz y Schmitt. El concepto político de la Guerra.

Revista Metábasis, Nº 1, 50.

 

revistametabasis.com

ISSN 2605-3489

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