
Por de pronto, Ia idea imperial se presenta como un programa de saívación, ante un mundo herido de muerte. Jamás en la historia ha surgido un auténtico Imperio en épocas ascensionales, equilibradas y tranquilas. Ha surgido siempre en instantes patéticos, sobre tremendos
paisajes desolados, en tiempos estremecidos y escépticos. […] Así entendida, la idea del Imperio cobra —para iluminar el pasado de la humanidad y de la patria— una nueva significación. El Imperio se asienta sobre una previa justificación moral. Exige siempre la relección que plenifique y aclare su sentido. Exige también su insoslayable carácter: ha de ser un poder de salvación. Y sobre tales supuestos es lícita la acción de la espada, es decir, la expansión y la conquista.
Montero Díaz, S. (1943). Idea del Imperio. Madrid: Publicaciones de la Escuela de
Formación y Captación de Vieja Guardia, pp. 4-6.
ISSN 2605-3489