
El trabajo doméstico es tan fácil que en los manicomios lo ejecutan tradicionalmente los oligofrénicos que no sirven para ninguna otra cosa. El que las mujeres protesten a veces porque no reciben un sueldo especial por ese trabajo (y no exigen mucho: no más, por ejemplo, que el salario de un mecánico de automóviles…) es una prueba más de lo atractivo que es ese «trabajo» para ellas. Esas reivindicaciones son, además, muy miopes, pues podrían provocar el que un buen día las mujeres se estimaran efectivamente como fuerza de trabajo y se asalariaran adecuadamente. Esto pondría de manifiesto que viven, gracias a los varones, muy por encima de sus posibilidades (Vilar, E., 1973, El varón domado. Barcelona: Editorial Grijalbo, pp. 62-3).
ISSN 2605-3489