En Enero… El mito de la voluntad general

No es posible entrar aquí en detalles, pero es necesario precisar que la presión política (el poder político) que impone las normas «del todo» (la eutaxia) no puede atribuirse ella misma a un todo metafísico, sustancializado como Estado (como un «Estado totalista» ). La «presión del todo», o en nombre del todo, sólo puede ejercerla una parte de la sociedad. Por ejemplo, en el sistema de las democracias parlamentarias, el partido político o la coalición de partidos que haya obtenido la victoria en las elecciones legislativas o gubernamentales. Sigue siendo metafísica la pretensión de quienes identifican
la mayoría electoral, incluso en los casos en los cuales la oposición obtiene prácticamente la mitad de los votos del electorado participante, en el todo social, como voluntad general. No puede olvidarse que las democracias parlamentarias proceden mediante la transformación de una totalidad
social de tipo atributivo (en la cual los individuos están concatenados formando grupos muy heterogéneos, familias, amigos, empresariado, religiones) en una totalidad de tipo distributivo, en la cual las concatenaciones e disuelven, de suerte que esa totalidad quede «pulverizada» en un conjunto de electores individuales bajo la ficción de que ellos tienen capacidad de elegir, tras el día de reflexión, «en conciencia». Pero la totalidad social «natural» y su transformado «artificial» no son idénticas, y esto aun cuando la participación en las elecciones fuera del cien por cien [Bueno, G. (2007). La fe del ateo. Madrid: Temas de Hoy, p. 125].

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ISSN 2605-3489

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