Ahora bien, el soneto Suelta mi manso, mayoral extraño, tiene un sentido literal y prosaico cuya racionalidad noetológica –no por ello científica estricta, alfaoperatoria sino prudencial betaoperatoria– pueda serle reconocida al margen y previamente a su sentido poético. Un sentido que sólo se nos manifiesta en su interpretación alegórica, cuando manso (y sólo a través del autor y de otras obras suyas, como causa eficiente y formal) nos lleva a la mujer. Pero a la mujer vista no como mero sustituto de un referencial que pudiera ser simplemente desplazado, sino como un manso fingido que sustituye a una mujer real, y como una mujer real vista poéticamente como un manso, según sus querencias específicas y por encima de su voluntad. No por ello la interpretación poética del soneto pierde racionalidad, tan sólo pierde la racionalidad prosaica.
En cambio, el teorema I,1 de Euclides despliega una racionalidad noetológica que nos conduce a verdades científicas (a identidades sintéticas) y que excluye, como mera ficción metafísica, cualquier interpretación alegórica, por ejemplo, la interpretación metafísica de quienes creyeron ver en los teoremas encadenados de Euclides, y aún en el encadenamiento de sus libros, una escala que vendría a desembocar en una visión del Mundo –aún acariciada por Kepler– como un sistema de poliedros regulares envueltos por un dodecaedro cósmico.
Bueno, G. (2009), Poesía y verdad. El Catoblepas, Nº 89, 2.
ISSN 2605-3489