En cuanto que ha habido históricamente clasificaciones de géneros, los clasificadores han tenido que guiarse por algunos principios teóricos implícitos, aunque sólo sea porque el valerse de unas semejanzas e ignorar otras exige principios, del mismo modo en que los biólogos pre-evolutivos (e incluso el sentido común) han tenido que guiarse por principios rudimentarios. Lo que es necesario para que la teoría del género alcance su mayoría de edad, es que la teoría que esté detrás de la clasificación se articule y se defienda, del mismo modo en que la teoría evolutiva fue articulada y defendida. Sin una teoría, la clasificación literaria es algo análogo, en el mejor de los casos, a la historia natural en biología, el reconocimiento al azar de semejanzas entre particulares.
Rollin, B. E. (1988), «Naturaleza, convención y teoría del género», en Garrido Gallardo, M. A. (ed.), Teoría de los géneros literarios. Madrid: Arco Libros, 149.
ISSN 2605-3489