En el Número 7… la sopa primigenia

RichardForteyLavidaEl 1 de febrero de 1871 Charles Darwin escribió a su amigo Joseph Hooker: «Si (y ¡oh qué gran «sí») pudiéramos concebir, en algún pequeño estanque con todos los tipos de amoniaco y sales fosfóricas, con luz, calor y electricidad presentes, que un compuesto proteico fuera formado químicamente, preparado para sufrir cambios todavía más complejos, hoy en día materia como esa sería instantáneamente devorada o absorbida, lo cual no habría sido el caso antes de que las criaturas vivientes fueran formadas». Esta era una clara indicación de su esperanza de que la vida pudiera ser manufacturada partiendo de lo que llegó a ser conocido en la prensa popular como la «sopa primigenia»: una especie de caldo nutritivo a partir del cual una célula viviente podría surgir, ya hecha, como el ancestro común de todas las cosas. El mismo Darwin tenía sus precauciones acerca de las ulteriores especulaciones públicas sobre el origen de la vida; pero la imagen del guiso ha perdurado y es una imagen atractiva.

Fortey, R. (1999). La vida. Una biografía no autorizada. Madrid: Taurus, 59.

 

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ISSN 2605-3489

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