Las técnicas y la filosofía no tienen un desarrollo esencial común, ni pertenecen al mismo género ni a la misma especie. Cabe inclinarse por encontrar algo propio a ambas, sin ser estrictamente suyo. A este conjunto en que cabe incluirlas lo llamamos «propiedad destructiva»: Prometeo destructor. Tanto histórica como operativamente las técnicas comienzan por golpear, romper, triturar, rasgar, trocear, partir, dividir, separar lo que tienen entre manos. Del mismo modo comenzó la filosofía y del mismo modo opera, critica, desmonta, clasifica, diferencia, distingue. Son modos a escalas distintas del des-hacer. Si la técnica destruye morfologías naturales, la filosofía será el modo de destruir nematologías, mitos, ideas metafísicas y cosmovisiones a las que se enfrenta permanentemente.
Martín Jiménez, Luis Carlos (2018), Filosofía de la técnica y de la tecnología. Oviedo: Pentalfa, 15.
ISSN 2605-3489