El 25 de diciembre fue instituido como fecha del nacimiento de Jesucristo, como el día de la Natividad de Cristo, y reconocido en Constantinopla el año 379 como fecha de significado sobrenatural —el nacimiento del Niño Dios— emanada del depósito de la fe y tan sobrenatural como lo había sido la fecha de la concepción inmaculada. Sin embargo esta fecha, sin duda estrictamente religiosa, estaba involucrada con un acontecimiento natural, como podría serlo el día del solsticio de invierno, en realidad la noche más larga del año. Es cierto que esta fecha natural, a saber, la del solsticio de invierno, había sido ya involucrada en instituciones culturales muy afines a la religión en el calendario y, más aún, en la institución del Dies natalis Solis invicti, que el emperador Aureliano estableció en conmemoración de su victoria sobre Palmira el día 25 de diciembre del año 274.
Bueno, Gustavo (2007). La fe del ateo. Madrid: Temas de Hoy, 83.
ISSN 2605-3489