Pues para las criaturas divinas existe un período comprendido por un número perfecto; y para las humanas, otro número, que es el primero en que, habiendo recibido tres distancias y cuatro límites los incrementos dominantes y dominados de lo que iguala y desiguala y acrece y aminora, estos incrementos hacen aparecer todas las cosas como acordadas y racionales entre sí. De aquello, la base epítrita, acoplada con la péntada y tres veces acrecida, proporciona dos armonías: la una, igual en todas sus partes, siendo éstas varias veces mayores que cien; y la otra, equilátera en un sentido, pero oblonga, comprende cien números de la diagonal racional de la péntada, disminuido cada uno en una unidad, o de la irracional, disminuidos en dos, y cien cubos de la tríada. He aquí el número geométrico que de tal modo impera todo él sobre los mejores o peores nacimientos.
Platón, República, 546b-d.
ISSN 2605-3489