Ante todo, constataremos el «momento» que a las Matemáticas hay que reconocerles en cuanto disciplina y, no solo esto, sino, en cierto modo, como disciplina por antonomasia. Por de pronto, como nos lo recuerda su etimología, no cabe olvidar que el término latino disciplina (en su acepción concreta de «materia susceptible de ser enseñada») se corresponde con el término griego mathema; así como otros términos de la constelación de derivados del verbo disco-is, didici, discere [(sin supino, ni participio; el participio de disco es doctus) traducido al español por aprendo (en cuanto contrapuesto a enseño, doceo)] como discípulo o condiscípulo, se corresponden con los términos griegos mathetés y symmathetés, respectivamente.
Bueno, Gustavo (2000). Las matemáticas como disciplina científica. Ábaco, Nº 25-26, 48.
ISSN 2605-3489