
Ciertos intelectuales han salido en su defensa argumentando que la OMS no está al servicio de ningún Estado-Nación concreto. Una afirmación semejante, en un mundo político como el de nuestro presente en marcha, raya en la ingenuidad y cae en otro error muy grave que es pensar que pueden existir organizaciones, por más internacionales que se proclamen, al margen de los estados.
No existe organización al margen o exentas al Estado-Nación, llámese ONU, Comité Penal Internacional, OMC y un largo etcétera, todas responden a una ideología concreta que se ejecuta por medio y a través de los estados. A menos que se crea, como dije anteriormente, que la historia se desarrolla de acuerdo a una armonía pre-establecida al margen de la dialéctica de Estados o Imperios.
Que los médicos o los científicos que pertenecen a dichas organizaciones, como es el caso de la OMS, realicen su trabajo específico al margen de la política, no significa que el órgano de dirección no responda a directrices interesadas de diversas potencias políticas.
La misma designación de Tedros Ghebreyesus al frente de la OMS, es un nombramiento esencialmente político en la que se implicó personalmente el entonces presidente chino, Hu Jintao. Con el visto bueno de China y con una base de 55 votos pertenecientes a la Unión Africana, China logró colocar por segunda vez a uno de los suyos al frente una agencia internacional.
Veisaga, R. (2020), Cronología del COVID-19. Revista Metábasis, Nº 7, 49.
ISSN 2605-3489