En el Número 7… los virus como ejemplo de involucración bioquímica

De hecho, tal es el grado de involucración existente entre Química y Biología, que en la década de 1980, aprovechando el tirón del «descubrimiento» de la doble hélice del ADN, comenzó a experimentarse con la introducción de genes foráneos en bacterias. Así, se proponía «la utilización de bacterias modificadas por ingeniería genética para limpiar vertidos de petróleo o para proteger los cultivos de la acción de depredadores y patologías. Estas iniciativas en pro de una suerte de biotecnología ambiental recibieron fuertes críticas». Existiendo aún un gran desconocimiento sobre esta disciplina, «el temor era que los microorganismos alterados pudiesen desmandarse o que sus geneses pasaran a otros organismos, un fenómeno conocido como transferencia «horizontal» de genes (para distinguirlo de la transferencia «vertical» que es la que tiene lugar entre padres e hijos)». Sin embargo, pronto se desecharon esas teorías, consideradas alarmistas, pues «otras investigaciones más generales sobre la transferencia de genes entre bacterias en su medio natural, indican que es improbable que las bacterias sometidas a manipulación genética proliferen sin control. Este tipo de bacterias suelen ser frágiles y mueren con relativa rapidez».

Rodríguez Pardo, J. M. (2020), El problema de la finalidad en los organismos vivientes. Segunda Parte. Revista Metábasis, Nº 7, 21.

revistametabasis.com

ISSN 2605-3489

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