
Por consiguiente, podemos afirmar que a partir del siglo XIX y XX—debido sobre todo a la filosofía idealista alemana así como a la cultura anglosajona— se intenta devolver a la música a un estadio cerrado desde la adjetivación de la sustancia musical, es decir, se intenta ver un mensaje lingüístico en la música que ha de ser transmitido al público; un mensaje que se reduce a ideas, a danzas y a sentimientos (no olvidemos que en el siglo XIX se expanden la teoría del sentimiento de Tetens y la estética de Baumgarten) dando lugar a la concepción del arte como un medio de trascendencia idealista cuyo ego trascendental devuelve, de alguna manera, la sustancia musical al meroema de la propia idea siendo que la sustancia creció históricamente a través de la lógica noetológica llevando las totalidades distributivas de la prosa de la vida a ámbitos de posibilidad atributiva a través de dicha noetología.
Chuliá, V. (2018). Manual de Filosofía de la Música. Oviedo: Pentalfa, 265-6.
ISSN 2605-3489