
La comparativa se mantiene hasta en los análisis más modernos, puesto que, según nos
dicen Clarissa Damaso y José Esparza en la colaboración final de esta obra colectiva, se
desconoce cuál fue el virus que utilizó Edward Jenner para elaborar su vacuna. Tanto es
así, que la virología posterior no se basó en los hallazgos de Jenner, de naturaleza
meramente empírica, a la hora de fabricar las vacunas modernas contra el virus de la
viruela: «Desde los tiempos de Jenner, y durante el siglo y medio siguiente, se aceptaba generalmente que la vacuna contra la viruela se había originado del cowpox. Esa creencia fue superada en 1939 cuando el doctor Allan Watt Downie (1901-1988), que era profesor de bacteriología en la Universidad de Liverpool, usó técnicas serológicas para demostrar
que el virus que entonces se empleaba para vacunar contra la viruela, al que se había
denominado vaccinia, era diferente del virus del cowpox espontáneo. Desde entonces se
habla de la vaccinia como un virus de laboratorio sin hospedero animal conocido. Si la
vacuna contra la viruela es el virus de la vaccinia, y este no se deriva del cowpox,
entonces la pregunta importante es cuál es su verdadero origen».
De hecho, la historia de la viruela «permea la historia de la vacuna antivariólica, que
incluye otros tres ortopoxvirus importantes para nuestra discusión: vaccinia, horsepox y
cowpox. […] Los tres virus antes mencionados pueden infectar a humanos, vacas y otros
animales, produciendo lesiones postulares en la piel muy parecidas entre ellas. Por lo tanto, el diagnóstico clínico de un hospedero infectado no permite determinar si la lesión
es producida por los virus del horsepox, cowpox o vaccinia».
Rodríguez Pardo, J. M. (2022). De la Expedición Balmis a la Operación Balmis. «Reseña» a
V. V. A. A. (2022). La Expedición Balmis. La primera lucha global contra las pandemias.
Barcelona: Editorial Planeta, 510 páginas. Revista Metábasis, Nº 13, pp. 112-3.
ISSN 2605-3489