A modo de ilustración, podemos dar unas pinceladas sobre las esencias térmicas: el género generador de estas lo constituyen, a juicio del autor, aquellos «medios que los grupos de homínidos utilizan para controlar su temperatura y poder sobrevivir a los cambios drásticos de clima» —desde las pieles hasta las hogueras— y su diferencia específica radica en el control de la producción artificial del fuego. Partiendo de esto, el núcleo podrá ser situado en los hornos, que serán una introducción del fuego controlado, gracias a diversos aislantes, en el hogar y, además, coincidirán con «con la aparición de la producción en masa y el comercio manufacturado, la escritura en tablillas cocidas y sobre todo la extensión de las primeras ciudades con los imperios absolutos. En lo que respecta al cuerpo de esta esencia, Martín Jiménez no especificará qué atributos son propios de cada especie del curso, sino que tan solo sugerirá que «comprende una infinidad de tipos de hornos. Se trata de sistemas artificiales que caen bajo la primera y segunda ley de la termodinámica». En general, el autor no concederá mucha importancia al cuerpo de ninguna de las esencias técnicas que analiza —a diferencia de lo que hacía el propio Bueno—, sino que yuxtapondrá la distinción tecnológico/nematológico a la teoría de esencia, centrándose en las fantasiosas construcciones ideológicas, como veremos a continuación, que brotan de las prácticas técnicas.
Fadón, Alberto (2019). El «Prometeo destructor» de Luis Carlos Martín Jiménez. «Reseña» a Martín Jiménez, Luis Carlos (2018), Filosofía de la técnica y de la tecnología. Oviedo: Pentalfa, 348 páginas. Revista Metábasis, Nº 2, 93.8.
ISSN 2605-3489