La ideología es mi pastor, nada me falta, exclama el izquierdista y eso le ahorra pensar, leer y estudiar y argumentar. Está iluminado con la fe del carbonero. Por eso los izquierdistas son fanáticos y establecen una suspensión teleológica de la ética convirtiendo la enemistad política en enemistad personal. Son como los luteranos: la fe sola les basta y les salva. Sola fides… Las obras no son necesarias. Es así como se manifiesta esta fe política fanática y maniquea. Como consideran que la sociedad burguesa no sirve y que sus instituciones, lenguaje, instituciones, moral, ética son superestructuras, pues no tienen inconveniente en utilizar los fines que sean convenientes para la revolución y para destruir el orden social con los costes humanos y materiales consiguientes, considerando que la historia los perdonará y que el bienestar de las generaciones futuras lo justifica y redime todo.
Giménez Pérez, Felipe (2019), La inferioridad moral de la sofística. «Reseña» a Sánchez-Cuenca, Ignacio, La superioridad moral de la izquierda. Prólogo de Íñigo Errejón. Madrid: Editorial Lengua de Trapo, 114 páginas. Revista Metábasis, Nº 2, 99.103.
ISSN 2605-3489