
«Al principio fue el Verbo» (Génesis, Juan 1, 1), la palabra. La fuerza de las palabras fue reconocida como prodigiosa desde los tiempos más remotos; los llamaron sortilegios, rezos, encantamientos, profecías, pero sobre todo mantras; vocablos capaces de cambiar el pensamiento alterando la mente y la percepción; sonidos estructurados con capacidad para sanar o enfermar. La palabra ha sido ocultada al humano del siglo XXI, a través de la aculturación de los jóvenes en escuelas y universidades, rematada por la preponderancia de las televisiones de impacto visual paralizante. Los libros cada vez reciben menos atención, siendo sustituidos por productos audiovisuales de enorme poder adictivo (López Mirones, F., 2022. Yo, negacionista. Córdoba: Editorial Almuzara, 24).
ISSN 2605-3489